COHERENCIA CARDIACA
Hoy os vamos a hablar de algo que tiene mucha trayectoria científica pero aún escasa aplicación práctica a nivel de la calle.
Por todos es conocido que en nuestro cerebro hay neuronas,
pero algunos menos conocen que durante el desarrollo embrionario el primer
lugar donde se desarrollan las mismas es en intestino y luego en el corazón, de
ahí en muchas culturas y disciplinas como el Eneagrama, la clasificación de los
diferentes centros que nos rigen:
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Visceral (intestino)
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Emocional (corazón)
-
Mental (cerebral)
Quiere decirse que hay una correlación directa entre ambas y
una interrelación muy estrecha porque cada centro con sus peculiaridades
comparte con el resto el sistema nervioso. Podríamos decir que:
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El centro visceral es el que está, vive
el momento presente.
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El centro emocional es el que siente, en
ocasiones vive o se remite al pasado recordando (Re- Cordis: volver al corazón
o recordar).
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El centro mental es que razona más analíticamente,
tiende a vivir en el futuro planificando.
Pue bien, podríamos pensar que el centro más potente con
diferencia sería el mental, ¿verdad?, es el que nos rige la mayor parte del
tiempo, con el que pensamos, analizamos, calculamos, anticipamos, solucionamos
etc. Aún siendo un centro importante, el que realmente nos permite mantener un
óptimo estado de salud es el CORAZÓN… éste no solo es una bomba eyectiva
de sangre, su distribución nerviosa se rige por el sistema nervioso autónomo y
su baile particular entre calma/excitación dependiente del parasimpático y el
simpático determina la armonía del conjunto del sistema nervioso en COHERENCIA
o INCOHERENCIA.
Estar en coherencia no significa estar meditando en rollo
zen, esta coherencia viene determinada por una armonía entre el simpático, que
se asocia con la alerta, la concentración, la energía vigil o la
hiperexcitación y el parasimpático, relacionado con la calma, la relajación o
la falta de batería.
Estar en coherencia significa que estemos haciendo lo que
estemos haciendo, no hay lucha entre ambos, si predomina uno de ellos es de una
manera adaptada al momento, por ejemplo, si tengo que defender un proyecto
académico, me interesa estar despierto, rápido de mente, activo, pero no
hiperexcitado o si voy a hacer mi meditación necesito estar calmado,
tranquilo, pero no en modo ahorro energético o dormido. En ambos casos
estaríamos en coherencia.
Otra cosa es defender mi proyecto desde la incoherencia,
hiperexcitado pero en lucha conmigo mismo intentando calmarme, cosa que consigo
de manera muy parcial pero más que en una danza armónica, se realiza en un tira
y afloja brusco.
Ocurre lo mismo si quiero meditar, pero en vez de calmado
estoy extenuado y tengo que luchar contra el sueño, intentando activarme en una
secuencia disarmónica.
Se trabaja la coherencia desde los tres centros de manera
indirecta a través de la visualización, la respiración y la conciencia
somatosensorial del cuerpo, permitiendo con su práctica una mejor toma de
decisiones, una fluidez emocional donde no se enquistan las emociones
desadaptativas o las que ya no nos hacen ningún bien porque ya están fuera de
contexto y disminuye a nivel corporal la tensión muscular y el posible dolor
visceral subyacente.
A través de la coherencia cardíaca podemos aprender a
conocernos, a mejorar nuestros mecanismos de respuesta frente a estímulos
internos o externos (como puede ser el dolor en una enfermedad crónica o el
manejo de situaciones estresantes) y sobre todo nuestra relación con los demás…
que maravilloso sería darnos cuenta que lo que mejoremos en la relación con los
otros es una inversión enriquecedora hacia nosotros mismos, por ejemplo, si
aprendo a armonizarme conmigo y contigo, tu armonía repercutirá favorablemente también
en mi y seré doblemente armonizado.
Como dijo Alejandro Jodorowski: “Lo que doy, me lo doy.
Lo que no me doy, me lo quito”.
Os recomiendo para profundizar en el tema:
https://asymi.es/evento/webinar-asymi-coherencia-cardiaca-con-sergio-mejia-viana/
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